La doctora Luciana D´Angelo es cirujana especialista en Mastología explica los alcances de una problemática que afecta a muchas mujeres: la gigantomastía o tener mamas de gran tamaño. En esta nota nos habla de su solución.
La reducción mamaria va más allá de la estética, tiene que ver con la calidad de vida. “Quiero sacar el peso de mi espalda” es un mensaje que a menudo se repite en los consultorios médicos. Esta frase que parece tan simple es lo que siente una persona con gigantomastía. Se habla mucho de otras patologías mamarias, pero poco se dice sobre este tema.
La cirugía de reducción mamaria o mamoplastia de reducción es un procedimiento en el cual se elimina el exceso de la glándula y piel de las mamas. Se dirige principalmente a mujeres con mamas grandes.
La reducción mamaria no es una cirugía estética, a menudo vemos pacientes que consultan con las marcas de los breteles en los hombros, que tienen dificultad para conseguir ropa, para usar un traje de baño o hacer ejercicio. Pacientes con múltiples consultas traumatológicas a causa de dolores crónicos de espalda y cuello y con lesiones e irritaciones en la piel debajo de la mama.
También es común ver pacientes cansadas de que se desestime su condición por ser una patología benigna. En esta cirugía no solo se remueve tejido mamario y piel (sobre las que luego se realiza un estudio anatomopatológico diferido) sino que se reposicionan los complejos areola-pezón ya que suelen ser mamas con ptosis, que es una consecuencia natural de la pérdida de elasticidad de las fibras de la piel, debido al exceso de peso de las mismas.
Según diversos estudios, la reducción mamaria y mastopexia incrementan significativamente la calidad de vida en pacientes con hipertrofia mamaria. Si bien no existen estadísticas nacionales, son cada vez más las pacientes que solicitan este procedimiento
Para ello, existen diversas técnicas, pero en la más frecuente la paciente presenta una cicatriz alrededor de la areola (la cual en ocasiones puede achicarse). Otra opción se realiza desde la areola hasta el surco submamario, y allí queda oculta la cicatriz con la propia caída de la mama. Otras técnicas pueden ser con una incisión desde el pezón hasta el pliegue submamario o con una incisión circular alrededor de la areola.
Es importante destacar que la cirugía de reducción mamaria tiene posibles complicaciones (aunque son poco frecuentes si se realiza una planificación adecuada), entre las que se encuentran: alteraciones en la cicatrización, perdida de sensibilidad, imposibilidad de amamantar, asimetría, pérdida del complejo areola pezón.
Quienes nos dedicamos a esta especialidad, sugerimos que luego de someterse a esta cirugía la paciente realice reposo. El tiempo de recuperación suele ser de un mes para retomar con actividades habituales.
Siempre es importante consultar con un especialista ante el interés por realizar este tipo de intervenciones. Es muy importante para planificar una cirugía de reducción mamaria, y tener estudios mamarios actualizados. Es clave contar con el apoyo de especialistas que asesoren sobre la mejor opción en cada caso.
Fuente: Dra. D´Angelo Luciana, Cirujana General- Especialista en Mastología en Centro Integral de Mastología (CIMA), MN 144014