La mastitis es una inflamación de la mama, generalmente de origen infeccioso.

Se manifiesta habitualmente con dolor, cambios en la coloración de la mama (enrojecimiento de la misma), engrosamiento de la piel, aumento en la temperatura y ocasionalmente puede presentarse con síntomas sistémicos como fiebre o equivalentes febriles.

Se clasifican en:

• MASTITIS AGUDAS:

Las más frecuentes están relacionadas con la lactancia, producida habitualmente por lesiones en el pezón a través del cual ingresan gérmenes que se encuentran habitualmente en la boca de bebé.  

También pueden ocasionarse por obstrucción de los conductos de la mama cuando la misma no se vacía completamente.

• MASTITIS CRÓNICA:

Secuelar a una mastitis aguda, por tratamiento antibiótico insuficiente, un absceso mal drenado o por una enfermedad sistémica ( diabetes, tuberculosis), una reacción inmunitaria o un proceso idiopático.

El tratamiento habitualmente se realiza con la administración de antibióticos (en los casos en que la causa es un proceso infeccioso), aunque en ocasiones pueden formarse abscesos (colecciones de pus) que requieren evacuación mediante ecografía o incluso pueden requerir un drenaje quirúrgico. Sumado a este tratamiento, puede indicarse tratamiento sintomático como antitérmicos.

Algunos factores de riesgo para presentar una mastitis son: lesiones en los pezones en pacientes que amamantan, déficit nutricional, tabaquismo.

En pacientes que amamantan, es importante mantener las mamas vacías y tener una adecuada técnica de lactancia (puede realizarse consultas con puericultoras para ayudar en el proceso) y mantener los pezones sanos e hidratados.

Ante un cuadro de mastitis es importante realizar la consulta con mastología para descartar otras enfermedades y realizar un tratamiento oportuno.