En el Día Mundial de la Obstetricia y el Embarazo, la Dra. Melisa Fischman, especialista en clínica médica y oncología clínica en el Centro Integral de Mastología, explicó para Télam qué pasa con las pacientes embarazadas que cursan un cáncer de mama.
En el Día del Embarazo, quienes nos dedicamos a la atención del cáncer de mama nos preocupamos en difundir cuestiones relacionadas a la salud de la madre sobre todo para mantener los controles, prevenir y curar. Siempre es una buena ocasión para insistir en la importancia de no dejar nunca de lado nuestra salud, porque un control a tiempo salva vidas.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de cáncer de mama asociado al embarazo? Se considera cáncer de mama gestacional a toda aquella persona diagnosticada durante este período y el primer año post parto, algunos autores incluso sugieren incluir a todo el período en que se prolongue la lactancia.
El cáncer de mama es el más frecuente tanto en la mujer embarazada como en la que no lo está. No obstante, esta enfermedad asociada al embarazo no es tan usual. Su incidencia es de 15 a 35 casos cada 100.000 partos, siendo más frecuente durante el período de puerperio que el embarazo propiamente dicho, y en mujeres mayores de 30 años.
Este tema siempre es un gran desafío para el médico o equipo tratante: en primer lugar, porque el diagnóstico es dificultoso. En toda mujer embarazada como en período de lactancia se producen cambios en sus mamas como el aumento del tamaño, que puede dificultar la palpación de un nódulo o que al palparlo simule ser algún cambio típico del proceso que está viviendo. También puede confundirse con una mastitis y demorar su diagnóstico al tratarse erróneamente.
Por otro lado, pese a que se ha retrasado la edad de embarazo, sigue tratándose de mujeres jóvenes a las cuales, muchas de ellas, los controles de cáncer de mama aún no están indicados ni la patología es sospechada. Como es sabido, en la actualidad, debido a diferentes razones culturales, sociales y laborales, la edad del primer embarazo se ha desplazado y hoy las mujeres gestantes suelen tener más de 30 años. No sólo el embarazo a edades más tempranas reduce el riesgo de cáncer de mama, y este efecto se ve disipado con el pasar de los años, sino que además al ser mayor la mujer, se acerca a la edad donde comienza a aumentar la incidencia en la población general.
¿Cómo se hace el diagnóstico en una persona embarazada? Siempre que haya duda o sospecha, puede realizarse una ecografía mamaria que no conlleva ningún tipo de riesgo para el bebé ni la madre. En caso de requerirlo, puede realizarse mamografía con protección abdominal dado que la radiación es muy baja y que el beneficio supera al riesgo. De hallarse una lesión sospechosa, se puede hacer punción mamaria sin que esto afecte al bebé. En nuestro caso mantenemos un control integral y haciendo hincapié en el trato humano con la paciente, sobre todo si está cursando un embarazo.
¿Qué hacer ante un diagnóstico confirmado de cáncer de mama? Este es el otro gran desafío al que nos enfrentamos ya que debemos considerar tanto la salud materna como el bienestar fetal y con esto definir el mejor abordaje terapéutico según el momento del embarazo que se esté cursando y evaluando riesgo- beneficio de cada decisión que se tome.
¿Y qué pasa en relación a la madre que se encuentra amamantando? En este caso puede realizarse ecografía mamaria y mamografía sin riesgo, siempre vaciando las mamas antes de realizar los estudios.
Es importante hacer hincapié en que las mujeres que ya tengan más de 40 años (o si su historia familiar lo indica antes) retomen los controles mamarios durante la lactancia y no esperen a presentar algún signo o síntoma.
El abordaje terapéutico de un cáncer de mama durante el embrazo es muy similar a la mujer no embarazada, pero va a depender principalmente de la edad gestacional y del estadio del tumor. El hallazgo de un tumor maligno durante el embarazo no es sinónimo de su interrupción. De hecho, a partir del segundo trimestre se puede realizar tratamiento con quimioterapia de ser necesario. Es fundamental el abordaje multidisciplinario de estos casos, la discusión de cada tratamiento en forma particular, desde el aspecto médico y ético, y con la paciente.
Por último, pero no menos importante, debemos entender el momento que está viviendo la paciente y lo que implica el diagnóstico y el tratamiento a nivel pisco-emocional, conteniéndola también desde ese aspecto. Consideramos fundamental abordar a la salud de forma integral y acompañar a las personas en estos procesos desde el costado humano para lograr mejores resultados.